El otro día fui con mi pareja a ver El Grinch al cine y la disfruté un montón.

Opinión personal:

El Grinch se basa en un cuento publicado en 1957 y escrito por el prolífico autor de libros infantiles Dr. Seuss (Lorax, Horton, El gato en el sombrero, etc.).

En los 60 contó con una versión animada y en el año 2000 fue adaptada a imagen real con Jim Carrey a la cabeza del reparto.

En este caso nos encontramos ante una historia de los creadores de Gru, mi villano favorito (entre otras) y, como no podía ser de otra forma, resulta amena y divertida. Si bien es más infantil que otras de sus creaciones, el pueblo de Villa Quién y los personajes están tan bien hechos que tanto adultos como niños disfrutamos de la cinta. Siempre me quedo con los secundarios, esos animalejos que salen en todas las películas de este perfil y que nos enamoran sin remedio. 

El fiel perrito Max y el divertido reno Fred acompañan al Grinch en su aventura. Y no me olvido de Cindy Lou, la niña con un deseo muy especial para Navidad. Ese personaje entrañable que nos recuerda la importancia de estar con aquellos a quienes queremos y que eso debe ser más que suficiente.

Es una historia sencilla, para un público muy joven, pero no por ello menos emotiva. Al fin y al cabo, el Grinch es un ser que ha sufrido y a la que la vida y un cúmulo de circunstancias han vuelto antisocial, eso es algo que sabemos según avanza la película, pero que no justifica sus acciones.

También cabe destacar la reflexión que impregna el cuento en sí: un día es especial por la gente de la que nos rodeamos y la actitud que tenemos, no por los bienes materiales que podamos dar o recibir.

El narrador se dirige al público en rima (igual que en el cuento original del Dr. Seuss) y hago una mención especial a la labor de traducción, por la complejidad que supone mantener la rima y evitar que se pierda el contenido de la historia en el doblaje.

Quiero señalar que la música corre a cargo  del magnífico Danny Elfman.

Es una cinta de corta duración muy fiel a la historia original. Desde luego no es la película de animación del año (ni de la década) en cuanto a trama, pero tiene valores y escenas lo suficientemente divertidas para que valga la pena verla en familia.