Laura llega al final del camino es la continuación de Laura va a por todas, la comedia romántica moderna más adictiva y divertida sobre una treintañera en busca del amor.
«Disfruta del ahora, deja atrás el ayer.»
Laura sabe que todo ha acabado con Mateo. Tras tanto sufrimiento, cree que por fin ha aceptado que no la recuerda, y ha intentado seguir con su vida lo mejor que ha podido. Sale de vez en cuando con Luis y la pandilla y procura sobreponerse al dolor. Y, sin embargo, Laura aún tiene muy presentes todos y cada uno de los momentos que Mateo y ella pasaron juntos.
El destino volverá a cruzar sus caminos cuando un accidentado encuentro con Mateo haga que su frágil recuperación salte por los aires. Ahora, ese hombre que no la recuerda y que ella está tratando de olvidar quiere conocerla e intentar rememorar para llenar el vacío que siente en su vida.
Laura se debate entre pasar página o volver a tratar a aquel a quien creía su verdadero amor, y las dudas la asaltan: ¿y si no la recuerda nunca? ¿Y si, después de todo, es mejor olvidar?

No concibo mejor desenlace para la historia de Laura. Aunque pienso en este final como un punto y seguido.
La pluma de Marta Francés es sincera, divertida, tierna y con el toque justo de erotismo. Los diálogos son tan realistas que sientes que estás entre amigos. Y así te despides de sus personajes, brindando con champán, con lágrimas en los ojos y una sonrisa en los labios. Si quieres reír, suspirar y emocionarte, esta es tu historia.

Este final de bilogía destaca, al igual que su primera parte, por el ritmo ágil y por una utilización de los saltos temporales que la hacen muy amena.

Los personajes secundarios tienen menos peso en el segundo asalto de Laura, pero continúan siendo uno de los ingredientes que hacen de esta novela algo especial. Estefi y Álex se han ganado un rincón en mi corazón: con sus idas y venidas, la química que existe entre ellos y por, sobre todo, sus defectos, están tan bien perfilados que los he sentido como a amigos cercanos.

Sobre la ambientación, se desarrolla de nuevo en Zaragoza, por lo que he vuelto a viajar a través de la ciudad en la que vivo, mirando algunas de sus calles con otros ojos y sonriendo al caminar por el Paseo Independencia.

Recomendada para quienes queráis reír y enamoraros.